Un año más y por el mismo puente de la Constitución y la Inmaculada vuelven al pueblo de Los Silos los cuentos transportados de muchas partes del mundo en las palabras de los cuentacuentos.
Como cada año las calles, la plaza de La Luz, los zaguanes de diferentes casas, el ex-convento de San Sebastián, el Centro de Salud... se llenaron de palabras unidas para crear historias que algo tienen de verdad.
Este año Los Silos te daba la bienvenida con las esculturas de la colección llamada "Piel de metal" del autor natural de Durango y afincado en La Orotava: Julio Nieto.
Pero, además, la fantasía de cada cuento fue recreada por las voces llegadas de allende los mares. Este año pudimos disfrutar de Clare Murphy (Irlanda), que con su voz dulce y acento extranjero del norte nos mostró la tradición popular de su país.
Estuvo con nosotros Liliana Cinetto (Argentina), que con su desparpajo, su chulería, sus gestos, supo meterse al público en los bolsillos.
También contamos con la presencia de Diego Calavia (Rioja) quien mezcla con sabiduría el cuento y la magia en sus espectáculos. Polvos mágicos para encontrar las palabras que impresionaron a niños y mayores.
Laura Escuela, una tinerfeña afincada en La Laguna, con movimientos propios de una persona hiperactiva, rápida en los gestos y palabras, pero con una simpatía envidiable mantuvo al espectador en vilo con cada cuento.
Ilan Brenman (Brasil) nos transportó al profundo país del que proviene. Usando su propia lengua entremezclada con nuestro castellano logró recitar poemas y cuentos nacidos en la más profunda tradición brasileña.
El magnífico Juan Ganba (Madrid). Magnífico en todos los sentidos. Joven de edad y espíritu. Impresionante actor... no sólo contaba sus cuentos sino que los vivías con él. Con gran capacidad de improvisación, con impresionante simpatía, supo ganarse carcajadas en cada segundo de su actuación.
Pero no puedo olvidar al Director de este evento, Ernesto Rodríguez Abad, y todo ese gran equipo que le acompaña para lograr que el pueblo de Los Silos sea cada año un pueblo encantado. Con sacrificio diario, dedicación y amor por las letras ha generado en los asistentes al Festival la necesidad de amar la lectura.
Felicidades a todos los que, contra la tormenta de agua que nos acompañó, supieron remar juntos para que la Fiesta de las Letras no se hundiera.
