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En el recorrido de la vida te vas convirtiendo en la columna que sostiene el crecer de los tuyos. Eres capaz de soportar la carga, cada vez mayor, que el paso de los años ha depositado sobre tu estructura. Desde abajo todos pueden verte: elegante, fuerte, erguida... pero desde arriba nadie mira hacia abajo para preguntarte si el peso que sostienes es excesivo. Estás ahí aguantando, sin decir nada ni dar explicaciones, pero las inclemencias del "tiempo", y no precisamente el meteorológico, van degradando tu figura. Pronto comienzan a aparecer las primeras grietas en tus bordes. Las filtraciones continuas las abren aún más y vas perdiendo algunos fragmentos de tus relieves. Nadie te pregunta, a pesar de tu deterioro, si puedes con la carga. Pero tu sigues aguantandola... mientras puedas...