Existe un complejo hotelero en el sur de la isla de Tenerife que ha llamado mi atención pues no sólo atiende al turismo con unas instalaciones de alto nivel y con un personal amable sino que, además, invierte parte de sus ingresos en recuperar y mostrar a sus clientes la historia, tradiciones, flora y fauna de un paraje desconocido en gran medida para los canarios como es el barranco de San Blas.
Felicitar esta iniciativa es de recibo pues pocos lugares como este tienen, entre sus actividades, la recuperación de tradicionales juegos como el del palo, o de necesarias formas de transporte entre las laderas de nuestra isla como el salto del pastor, lejos de olvidar los talleres de cocina canaria o de alfarería con barro.
Una oferta hotelera diferente a las ya por todos conocidas.
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