Sin duda, lo que más llama la atención de Garachico son sus piscinas naturales. Creadas por la lava de volcán Trevejo en el año 1706 al contacto con el frío mar Atlántico, han sido zona de baño desde entonces.
El mar que moja el norte de la isla es bravío y rompe con fuerza contra las formaciones de magma solidificado en formas digitales. Sin embargo, existen días como el de ayer, en los que la pereza del océano se hace notar dejando a los bañistas disfrutar de sus aguas, que los acunan entre las rocas.
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