Debido a que la noche anterior había llovido en demasía decidimos cambiar la ruta de "el Bosque Encantado" de Anaga por la "Ruta de los Volcanes de Fasnia".
En las Cañadas del Teide había un cielo azul intenso, una luz de día muy brillante y una brisa fresca que ablandaba el calor que el sol ofrecía.
La caminata fué ligera y de escasa dificultad. Al principio por senderos y luego por pista.
El camino ofrecía las imágenes reiteradas típicas de este entorno: retama baja, rojos, naranjas, lapilli... Quizá monótona para aquellos que hemos acostumbrado nuestros ojos a este paisaje. No por ello, eso sí, menos encantador.
Al final, y antes de acabar el camino en las faldas de Izaña, llegamos a los volcanes de Fasnia. De negra lava levantada sobre el marrón y rojizo del paisaje.