Comenzamos nuestra ruta de domingo en el sendero conocido como Hija Cambada. Un camino donde la lluvia horizontal nos acompaña mojando nuestros chubasqueros casi sin darnos cuenta. En nuestro caminar podemos encontrar laurel, fayal, brezos, tejos... La niebla es permanente entre la espesura del bosque de laurisilva. Los helechos gigantes bordean el camino dando un verdor más claro a la vista.
Al principio, el camino es fácil, sin embargo pronto empieza a estrecharse y ser resbaladizo por el barro acumulado.
Al mirar hacia los lados podemos encontrarnos sorpresas en forma de diferentes hongos de colores naranjas y amarillos y que crecen sobre el humus húmedo y la corteza de los árboles.
Al final del camino y tras dos horas de pateada llegamos a Las Carboneras. Un caserío cuidado, con gentes amables y que esconde en su horizonte la fantástica escultura del Roque de Taborno.
No queremos quedarnos aquí y decidimos continuar hasta Chinamada y su mirador Aguaide.
Al asomarnos al mismo podemos ver unas fantásticas vistas de la costa noreste de la isla, la más escarpada y montañosa.
Otro domingo de escapada de la mundanal urbe que nos llena de ruidos, de programas televisivos impertinentes y de rutina, para adentrarnos en el silencio roto por las brisas del norte de nuestra isla.
Todo un privilegio!!!
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