En mi recorrido por las tierras belgas encontré algunos recintos conocidos como BEATERIOS. No eran conventos para que las monjas de clausura cumplieran sus votos, eran recintos donde las mujeres que no se casaban o quedaban viudas y decidían no volver a tener vida matrimonial, se encerraban sin necesidad de prometer unos votos de castidad y pobreza. Sin embargo, vivían dedicadas a la oración, las manualidades como los bordados y calados, la horticultura y la lectura.
Destacar los beaterios de Brujas y de Lovaina. Este último data del siglo XIII y presenta ochenta y siete casas donde habitaron hasta trescientas beguinas (beatas). Fué reconstruído por la Universidad de Lovaina, una de las más importantes del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000 y dedicado a albergar a alumnos y profesores universitarios.
Durante el mes de julio, mes de mi visita, el beaterio desconoce el significado de la palabra ruido. Paseando por sus calles adoquinadas no tienes a nadie a quien saludar. El timbre de las bicicletas deja de sonar y sólo rompe su paz el sonido de algún pájaro que anida en los cipreses del jardín de la iglesia principal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario