El rey Leopoldo II, en su afan colonialista y al más puro estilo francés, decidió la construcción del Palacio de Tervuren, localizado a las afueras de la ciudad de Bruselas. Entusiasta de la cultura africana y siendo señor de Congo, luego conocido como el Congo Belga, ocupó los salones y extensos jardines del palacio con objetos fabricados en ese país africano. Hoy en día continúa teniendo la misma función además de la investigadora sobre el continente africano. En su interior se guardan gran cantidad de ornamentos civiles y religiosos propios de las tierras centrales de África así como una de las más importantes colecciones de máscaras.
También la fauna, la flora, el medioambiente, la geología, la arqueología, la economía, la agricultura y la historia del continente tienen representación en sus salas.
Pero además impresionan sus jardines de estilo francés, donde el orden y la simetría imperan. Los bosques de Tervuren acogen a gran cantidad de especies vegetales y animales que campan a sus anchas en la zona.
En este recinto el paseo y el descanso abrazado por el sonido de las aves que lo habitan atraen a las gentes de Bruselas así como al turista que busca salir del bullicio de la ciudad.
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