"Rubriquero": este es el sustantivo que suelo utilizar para llamar al impresentable que va dejando sus firmas estampadas por todas las paredes que cruzan en su camino, menos la de su propia casa.
No merecen si quiera el que se les llame grafiteros, pues estos son auténticos artistas de la pintura que utilizan una determinada pared como lienzo para expresar sentimientos, situaciones o hacer denuncias públicas.
He estado en algunas ciudades europeas donde el grafitero es capaz de hacer llorar con un dibujo inmenso, pues sabe expresarse con la pintura exterior, y también sabe respetar los lugares donde pinta.
El rubriquero no sabe más que ensuciar con rayas que cualquiera puede reproducir aunque nunca haya tenido un bote de spray en sus manos. ¿Y haciendo eso se sienten los dueños del mundo o más artistas que nadie?
¡Esto quiero denunciarlo! La Laguna es patrimonio mundial y debe ser respetada. También es mi patrimonio y no quiero verla llena de manchas incoherentes por todos lados. En poco tiempo este virus se ha expandido de forma incontrolada, sin que las autoridades multen por ello. Una pared virgen que es atacada por el virus rubriquero se convertirá en pocos días en un panel de rayas sin sentido y colorines asquerosos.
Denuncio el estado en el que están quedando nuestras calles, jardines, parques, monumentos mundiales con tanta mancha barata hecha por unos "cerdos" del paisaje.
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