sábado, 26 de diciembre de 2009

Tras la fiesta


La Navidad es una de esas fechas que, teniendo un fondo religioso en su principio, se ha convertido en la fiesta de los excesos para unos y de la mayor sensación de pobreza para otros. Es esa celebración en la que más se notan las diferencias sociales y económicas. Es la época del año en la que el pobre se siente más pobre y el rico es... ¿más solidario?.
La última fiesta del año invita siempre a reflexionar y recordar; a pensar si pudimos hacerlo mejor o, simplemente no nos dió la gana hacerlo de otra forma; a darnos cuenta de lo infelices que fuimos con tanto y lo felices que son otros con tan poco.
La Navidad invita a pensar que dejamos atrás promesas incumplidas, seres queridos propios y ajenos, deberes y, a veces, derechos sin reconocer...
Pero acabarán las celebraciones para todos y la rutina del día a día volverá a impregnar nuestro quehacer. Volverá la hora de recoger las copas a medio beber y la comida que ha sobrado... ¡a quien le haya sobrado!.
Volverá la hora de continuar la lucha diaria por la superviviencia y darnos cuenta que la Navidad no ha pasado por muchos hogares este año. Quizá tampoco por los nuestros.



1 comentario:

  1. Sí, la Navidad puede ser muy triste vista desde esa perspectiva...

    Pero a mí me encanta.

    Es la única fecha en la que se reúne toda la familia, en la que hace frío (supuestamente xD), en la que se hacen regalos, hay vacaciones, ilusión y las calles están decoradas con luces :)

    Y yo creo que esas cosas son unas de las mejores que tiene esta vida ^^

    ¡Feliz 2010! ;)

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