sábado, 26 de febrero de 2011

Camino real de San Miguel de Abona

¡Vaya día escojimos para salir a patear por las tierras del sur de Tenerife! El sol dió de pleno desde nuestra salida hasta el final del recorrido. Sin embargo, reconozco que no fué una mala elección. Salí pensando que el paisaje que iba a encontrar no iba a ser de mi mayor agrado. La tierra del sur es árida y con vegetación baja. Sin embargo me pude llevar una gran sorpresa al caminar por este sendero que ha sido cruzado por varias generaciones de canarios, primero con fines comerciales y ahora por aquellos que queremos disfrutar de la naturaleza.
Comenzamos en el pueblo de San Miguel de Abona, concretamente en la plaza y junto a la casa del Dr. Juan Bethencour Afonso. Nacido en 1847, ejerció como médico, político en el Partido Liberal, periodista y, sobre todo, científico. Publicó múltiples trabajos relacionados con las costumbres aborígenes canarias y descubrió varios asentamientos guanches.

Desde allí nos dirigimos hacia la conocida Casa del Capitán. Casa construída y habitada hasta finales del siglo XIX por la familia Alfonso. Su dueño era el militar de este rango llamado D. Miguel Alfonso Martínez (nacido en 1780).
Actualmente, la casa se enseña como museo tras ser restaurada por el Ayuntamiento pues sufrió un incendio en 1978.

Siguiendo el camino real podemos llegar hasta un manantial que surge en el propio barranco y que se conoce como la fuente de Tamaide.
Allí se conseguía el líquido tan codiciado en tierras del sur, el agua. Se permitía así el crecimiento cercano de pequeños caseríos. Como ejemplo tenemos el caserío de la Hoya. Un conjunto de pequeñas casitas cubiertas por tejas de apenas una o dos habitaciones y que se encuadran en la caída de los barrancos, cercanas al manantial y alejadas de la costa para evitar el ataque de los piratas.
Llama la atención el horno para cocer las tejas de barro que cubrían dichas casas. Este horno hoy ha sido restaurado y podemos verlo en la fotografía inferior.

Siguiendo nuestro recorrido, bajo el acecho del roque de Jama, encontramos la casita del Gato. Vivienda de un medianero de la zona. Actualmente se encuentra en ruinas aunque se conerva perfectamente la era junto a la casa. Allí entramos para buscar un rato de sombra y refrescarnos.
A lo largo de nuestro recorrido y ya casi llegando a Aldea Blanca vamos encontrando grandes áreas de cardones que han ocupado el paisaje.
Sin embargo, de todo el sendero, lo que más me llamó la atención fueron los petroglifos existentes al desviarnos mínimamente dirección al barranco. Se conocen como dameros y los describe perfectamente el Dr. Bethencourt en sus estudios.
Animo a los amantes del senderismo a no olvidar estas rutas del sur de la isla tinerfeña que también tienen su encanto.

martes, 22 de febrero de 2011

En mis sueños...

Y sólo fué en mis sueños...

sábado, 12 de febrero de 2011

Nuestro reflejo

Muchas veces, para conocernos mejor, sólo tenemos que fijarnos en nuestros padres. Somos, con ciertos matices, reflejo de ellos. En sus virtudes y defectos nos repetimos gran cantidad de veces. Pero también podemos tener más datos de nosotros en nuestros propios hijos. Sus gestos, sus formas de pensar y actuar, sus creencias y dudas también pueden ser reflejo de cómo somos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Rutina


Como aspas de molinos que sin cesar giran al compás que les marca el viento, es nuestra vida. La rutina de las obligaciones diarias nos corroe, no permitiendonos casi ni pensar. Dejamos de lado las satisfacciones personales y las cosas que nos llenan el alma para dedicarnos al aburrimiento de nuestro quehacer diario.
Felices son los que han aprendido a romper con todo y a dedicar su vida a aquello que les premia el interior.
Envidia sana les tengo...

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