domingo, 9 de mayo de 2010

Un día pateando Teno Alto...

Hoy era el día perfecto para patear los montes de Teno Alto. El clima premió nuestra madrugada con un cielo azul primaveral y un sol suave.
Decidimos ir por el sendero que una compañera conocía perfectamente. Entre flores de mayo y centeno,  discurrimos por paisajes vírgenes aún. Nos deleitábamos a cada movimiento semicircular de nuestro cuello  con el paisaje que se nos ofrecía.
A mitad de camino el gran espectáculo del Tagoror, palabra originaria del bereber que significa "recinto circular de piedras" donde nuestros antepasados guanches se reunían para tomar decisiones de índole religiosa o jurídica que afectaban al pueblo. Es uno de los pocos que se conservan en la isla.
Pronto nuestro sendero quedó sepultado por el crecimiento exagerado de cardos, flores de mayo y centeno. Eso hizo que lo tuviéramos que reinventar, compitiendo con los saltos de piedras que la naturaleza iba poniendo en nuestro caminar.
Los colores cambiaban según nos movíamos y del verde pasábamos al rojo arcilla de origen volcánico.
El paisaje no tenía desperdicio, y siempre el azul estaba presente al fondo, mezclando en el horizonte al cielo con el mar.
Encontramos el camino de vuelta tras cuatro horas de imágenes fantásticas, de tierras desconocidas por muchos.
Un día diferente...

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